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martes, 13 de marzo de 2018

Sueña, siéntete libre

"The musings of the solitary walker" - Rene Magritte (1926)

Bienvenidos, lectores y lectoras, a nuestro primer post que es el vuestro. Iniciamos este viaje con la temática de los sueños, ese torrente de fantasía que aparece en el descanso permitiéndonos volar o aventándonos al abismo.

En el mundo onírico no hay reglas físicas ni temporales. Podemos sentir la inmensidad del mundo bajo nuestros pies y el batir del viento, junto a su frescura, sin leyes preestablecidas que nos lo prohíban. Se puede desvanecer y, a su vez, emanar todo lo que el caprichoso subconsciente se atreva a enseñar.

También tenemos el privilegio de reencontrarnos con nuestros seres queridos, volverlos a abrazar, a sentirles y a revivir con ellos instantes únicos. Aprovechar esas horas, alejados de lo cotidiano, para expresarles y recibir de sus esencias mensajes sin necesidad siquiera de la palabra. Esto es gracias a parte de los recursos que utiliza la habilidad de soñar: los recuerdos. Sin embargo, es irónico que en muchas ocasiones no retenemos lo soñado al despertar. Revoltosos pero inteligentes neurotransmisores, como las aminas y la serotonina, son los causantes de que esto suceda reduciéndose durante los sueños para favorecer el aprendizaje y fijar los recuerdos recientes de la realidad. Si esto no ocurriese, podríamos confundir ambos mundos por tener el mismo grado de consciencia. Consecuentemente a este hecho, el sistema límbico -en el que se encuentran las emociones y los instintos humanos- aumenta su funcionamiento y, a su vez, disminuye el funcionamiento de la corteza prefrontal -donde hallamos el pensamiento racional, la lógica-.

Los sueños son una ventana llena de posibilidades sin límites. Un portal permisible tanto de lo conocido y vivido, como de lo inesperado. ¿Os ha ocurrido alguna vez soñar algo que roza lo místico? ¿Sueños que desvelan escenas impropias de vosotros mismos? ¿Y esos en los que se dejan ver imágenes o temáticas que tenéis la certeza no conocer? ¡Cómo pueden darse si aún no las hemos aprendido en la realidad! Resulta, cuanto menos curioso, la incongruencia de imágenes sin constancia, la relación sin sentido cuando se mezclan unos con otros, o la discontinuidad de los mismos. Los sueños son de esas asignaturas pendientes de nuestra conciencia en las que nos queda mucho por descubrir e indagar. Cómo no ser relevante si a lo largo de nuestra vida un tercio de su duración la pasamos durmiendo y un amplio 20% del mismo rendimos a soñar. De hecho, siendo tan solo un feto en el vientre materno, ya soñamos.

Deseando que vuestros sueños os desvelen lo más profundo de vuestro ser, arrancamos nuestro tren hacia el siguiente universo tras la primera parada en el de lo onírico. Os invitamos a compartir aquellos sueños que más os hayan impactado o aquello que mayor curiosidad en relación a ellos os surja. ¡Gracias por iniciar el viaje con nosotros!

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