En biSaneaLo
hacemos mucho hincapié en la importancia que tiene el bienestar interno, en lo
relevante que resulta un crecimiento personal para una vida donde no quepa el
resentimiento, la frustración u otras tendencias contaminantes para la esencia
de todo ser. En esta ocasión, intentaremos dar pautas o claves para identificar
aquello que parece no poderse controlar y que produce malas sensaciones sobre
nosotros mismos al reflexionar o, simplemente, nos estanca en un círculo
vicioso durante la construcción de nuestra vida. Además, enunciaremos posibles
formas de enfrentarnos a esas caras desagradables que incluso creemos propias
pero que, con esfuerzo y sobre todo ganas, podemos suprimir de un modo sano.
Para identificar esos lados perjudiciales, quizá también
para las personas de alrededor pero ante todo para nosotros mismos, es vital
darle peso y consciencia al sentido común en todo su esplendor. Cuando nos
sintamos irascibles, poseídos por la ira, con miedo, tristes o con cualquier
síntoma que nos esté restando fluidez, es el momento de parar, respirar, cerrar
los ojos, coger perspectiva y analizar qué ha ocurrido para pasar de un estado en
el que nos reconocemos a otro en el que perdemos parte o partes de lo que
sentimos ser. Se puede, y ayuda, escribir sobre ello, siempre con la premisa de
estar identificando. Un paso muy reconocible para apuntar sería qué se repite
siempre que sucede la transformación.
Una vez que hayamos reconocido, incluso siendo sólo un
aspecto pequeñito indicador de esa mutación propia, el simple hecho de tenerlo
ya identificado conllevará que el subconsciente integre alarmas y alertas para
advertirnos, aunque sea durante una milésima de segundo antes de darse esa
pérdida de nuestra persona. No debemos agobiarnos si la próxima vez que pasa
parece seguir venciendo lo que deriva en descontrolar, es cuestión de
perseverar. Sin rendición, un progreso por el que premiarnos podría ser el
hecho del incremento de tiempo en el que esas alertas y alarmas cobran
realidad. Si antes eran unas milésimas de segundo y empiezan a ser un par de
segundos, estaremos comiéndole terreno a aquello que no nos beneficia. Esto lo
podríamos llamar algo así como combate sutil. Lo tóxico cree seguir venciendo,
pero le estamos debilitando poco a poco. Si este modo no te funciona, cada
persona es un mundo, se puede recurrir a crear una distracción fuerte. Esto no
es más que, en el límite, coger y beberse un simple vaso de agua o hacer la
pinza con los cuatro dedos y las dos manos, por ejemplo. Si aún así, ninguna de
las dos alternativas te es útil, seguro que estás viendo por dónde vamos en
cuanto a crear estrategias mentales. Prueba aquellas que creas poderosas para
ti, eso sí, sin olvidar que debe ser saludable.
¿Qué ingeniosas estrategias
te ayudan a no dejar de reconocerte?